Ha sido un escándalo nacional de escala mayor, el tiempo transcurrido, la suma de dinero (92 millones de dólares) y las personas acusadas por el Ministerio Público de haber cometido presuntamente todos o algunos delitos de soborno por parte Consorcio Brasileño ODEBRECHT. Los acusados, tendrán que demostrar su inocencia ante los tribunales de justicia.
Para conocer a profundidad lo que significa el concepto soborno, el Diccionario de la Real Academia Española, nos los define como la dádiva con la cual se soborna a alguien. Es la corrupción que se realiza sobre un individuo, ya sea a través de la entrega de una suma de dinero, de un regalo, o realización de un favor para luego obtener de esa persona algo que se necesita o aprecia.
El soborno es aún más escandaloso cuando un funcionario público o un empresario de prestigio los que exigen o aceptan una dádiva para concretar u omitir alguna acción a instancias de sus labores y cargos. En este caso, los supuestos sobornados por Odebrecht, recibieron altas sumas de dinero para la licitación y para la sobreevaluación de obras contratadas.
El Ministerio Público, representado por el Procurador General de la República, el señor Jean Alan Rodríguez, en la rueda de prensa, manifestó que las catorce personas sometidas por el caso Odebrecht están acusadas de incurrir en ocho delitos, a saber: sobornos, lavado de activos, asociación de malhechores, prevaricación, coalición de funcionarios, desfalco, asuntos incompatibles con la calidad de funcionario público e enriquecimiento ilícito. No todos los detenidos cometieron los mismos hechos ni tampoco el mismo tiempo. Dice además que pedirá un año y medio de prisión preventiva como medida de coerción y la complejidad del caso debido a sus dimensiones. Estamos ante una vergüenza nacional, y un mal ejemplo a la generación de adolescentes y jóvenes que desde las aulas se forman para servir a la patria de Duarte y de Luperón.
Nunca será loable adquirir un patrimonio económico como resultado de actividades ilícitas. Y me pregunto, de ser cierto de lo que se les acusa: ¿En qué fase de la vida colgaron detrás de la puerta, los principios éticos y morales, legisladores, funcionarios, empresarios y empleados? ¿Se torcieron en la infancia, en la juventud o después de ocupar el cargo? ¿Puede un pueblo alcanzar su desarrollo mientras persista la cultura de la corrupción y la impunidad?
Nos urge una nueva generación de políticos, que no vayan a servirse del Estado sino a servir con honestidad demostrada. Con capacidad de responder a las demandas sociales. Que nos den ejemplo de austeridad, de sensibilidad por los más pobres de nuestra sociedad.
Ha actuado con valentía y responsabilidad el Ministerio Público. Ahora falta que el juez apoderado del caso, aplique la ley sin demora. San Juan Crisóstomo ha dicho: “Cuando los malos son castigados, los demás se vuelven mejores. Es pertinente desenmarañar los hilos donde se tejen la corrupción y la impunidad para que las organizaciones gubernamentales, sociales y empresariales puedan luchar contra ella.
La sociedad dominicana –indignada- no espera que esto se convierta en un show político, en una teatralidad para entretenernos. Es justo que caiga todo el peso de la ley sobre los que resulten ser culpables. La cultura de la corrupción y la impunidad hay que extirparla de raíz. La finalidad del castigo es asegurare de que el culpable no reincidirá en el delito, y lograr que los demás se abstengan de cometerlo. Como criaturas de Dios, dotadas de inteligencia y dones espirituales, siempre hay que evitar pasar de la gloria a la cárcel, pues quedaría afectada la persona misma, la esposa y los hijos.
El autor es, Juez del Tribunal Eclesiástico
Deja un comentario