“La democracia no es el silencio, es la claridad con que se exponen los problemas y la existencia de medios para resolverlos”. (Enrique Múgica Herzog (Político español).
PLD, corrupción y poder
El tema de la corrupción, el cual salpica a figuras del gobernante Partido de la Liberación Dominicana que formaron parte de los gobiernos que lideró el doctor Leonel Fernández Reyna, parece que germina la semilla de la división en esa organización.
Se percibe que la confrontación entre los seguidores de Fernández Reyna y del presidente Danilo Medina, es la realidad latente en este momento, atizan un enfrentamiento sin compasión, porque el objetivo es controlar las estructuras partidarias para consolidarse en el poder.
Esa lucha, en caso de que se afiancen los dimes y diretes, podría influir para que los peledeístas pierdan el poder en las elecciones del 2016.
Por ejemplo, la activación de los expedientes contra Félix Bautista y Víctor Díaz Rúa, quienes son aliados de Fernández Reyna, es atribuida a una persecución política por parte de funcionarios palaciegos.
Además, se acusa al procurador general de la República, licenciado Francisco Domínguez Brito, de prestarse para los fines de los reeleccionistas, con las acciones contra los colaboradores del exjefe del Estado.
Los conflictos internos del PLD, es nuestra apreciación, no pueden mezclarse con asuntos de Estado. Hay que respetar la Constitución y las leyes.
Es cierto que hasta que un tribunal competente no emita un fallo, se presume la inocencia de quienes son acusados de hechos criminales y delincuenciales; pero nadie puede tratar de impedir el funcionamiento de la justicia.
Si Félix Bautista y Víctor Díaz Rúa son inocentes de las acusaciones que se les imputan, lo ideal es que permitan que el Ministerio Público y los jueces realicen su labor sin traumas, porque su misión es determinar la veracidad o no de las querellas.
Nadie, absolutamente nadie, puede colocarse por encima de la Constitución de la República y de las leyes adjetivas, por tanto, es preciso que se supriman los alegatos de que hay una persecución política contra los supuestos corruptos.
Es vital que se deje trabajar en libertad a los actores del Poder Judicial, porque “quien no tiene hecha no tiene sospecha”, así de simple.
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