Según el Diccionario de la Real Academia Española (RAE), el síndrome, entre otros, soporta los significados de:
1. «Conjunto de síntomas característicos de una enfermedad o un estado determinado»
2. «Conjunto de signos o fenómenos reveladores de una situación generalmente negativa»
En términos de los rasgos culturales que tipifican al ser dominicano, tres síndromes relevantes podríamos identificar en su comportamiento cotidiano. Esos síndromes, yo los he denominado como sigue:
A) «Síndrome de la última hora»
Bien podría definirse como la práctica viciosa que consiste en tratar de resolver un problema el último día del amplio plazo destinado para tal fin.
El 8 de enero venció el plazo para renovar el marbete vehicular correspondiente al periodo 2017-2018.Ese día largas filas de personas se veían en los instituciones bancarias donde se venden dichos documentos. ¿Será que el dominicano siente placer, dejando para último minuto o resolviendo bajo presión, molestia e incomodidad lo que pudo haber resuelto cómodamente y de manera rápida? ¿Qué dirán los sicólogos al respecto?
Tal vez se limiten a responder con mucha razón, que todo se debe, sencillamente, al Síndrome de la «última hora»
B) «Síndrome del primer día»
Podría definirse como el hábito casi patológico mediante el cual un dominicano opta por no asistir a cumplir con sus obligaciones el primer día de trabajo o clases, luego de un largo período de descanso o vacaciones. Así, cuando ejercí como director de escuela pública, recuerdo que el primer día de clases apenas el 30% de la matrícula asistía a recibirlas. En las universidades donde he trabajado, ha sucedido lo mismo: el primer día, de cuarenta estudiantes, quizás asisten quince. Luego, cuando en el sector industrial me desempeñé como Encargado de Recursos Humanos, el primer día de labores, después de terminadas las vacaciones, la inasistencia del personal alcanzaba niveles desesperantes. ¿Razones? Una sola, sencillamente: el «Síndrome del primer día»
C) Síndrome de la impuntualidad.
Posiblemente sea este, entre todos los demás, el síndrome que con mayor fuerza y recurrencia se pone de manifiesto en el pueblo dominicano. Consiste dicho síndrome en llegar mucho tiempo después de la hora programada a donde debe acudir o ha sido convocado. . Tan arraigada yace esta irregular práctica en la conciencia de los dominicanos, que ha llegado adquirir sello de distinción. En tal virtud, cuando un dominicano ocupa un puesto importante o goza de un rango social elevado, entiende que para destacar su jerarquía y crear impacto debe presentarse al lugar de encuentro siempre tarde y no junto con los sin nombre o menor rango. Sencillamente, hay que verlo llegar, como una forma de generar así aplausos y pleitesías.
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