La Cruz, cima luminosa del amor de Dios que nos protege
Cuaresma 2017
Señor, Dios nuestro, que has querido realizar la salvación de todos los hombres por medio de tu Hijo muerto en la cruz, concédenos, te rogamos, a quienes hemos conocido en la tierra este misterio de amor, dar testimonio de él, con palabras y obras, ante cuantos, en tu bondad, se cruzan en nuestro camino cada día. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. (Oración del Papa Francisco, abril 2015).
Primera Estación: Jesús es sentenciado a muerte
Te adoremos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo, y a mí pecador (a).
Jesús es injustamente sentenciado a muerte. Su discurso de invitación a la conversión fue muy innovador para la época. Sus exigencias evangélicas eran radicales. La sociedad estaba inmersa en la mundanidad. Esa misma mundanidad que nos tiene a muchos arrodillados al paganismo y al mundanismo espiritual. Pidamos a Dios que nos libere de esa levadura que envenena los corazones humanos.
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación el Padrenuestro, una Avemaría y Gloria.
Segunda Estación: Jesús carga con la cruz
Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo, y a mí pecador(a).
En una ocasión San Juan Pablo II, dijo a la Rota Romana, que el matrimonio no solo es flores, festejo y ocio, también es cruz. Un signo de madurez en una pareja es poder soportar los sufrimientos, superándolo con la oración y diálogo fecundo. Cargar con la cruz significa además cargar con nuestra responsabilidad, es decir aquello que he asumido libremente.
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación el Padrenuestro, una Avemaría y Gloria.
Tercera Estación: Jesús cae por primera vez
Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo, y a mí pecador(a).
Jesús cae por primera vez, y cae porque era humano, y cae porque le pesaba la cruz. Nuestras caídas son consecuencias de la debilidad humana, por nuestra condición de pecadores. Cuantos matrimonios sufren cuando su pareja ha caído en una infidelidad emocional, física o financiera. Toda acción infiel detiene el camino que lleva a la confianza y automáticamente interrumpe el crecimiento del amor.
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación el Padrenuestro, una Avemaría y Gloria.
Cuarta Estación: Jesús se encuentra con su madre
Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo, y a mí pecador(a).
Imaginemos por un instante el dolor de la Virgen María, ella está triste y afligida. Su hijo sangra, María ante aquel doloroso drama se siente impotente. Cuántas madres sufren al ver a sus hijos hundido en las drogas, en el alcoholismo, en el desorden sexual. Los padres están llamados a inculcar valores humanos y espirituales a sus hijos. No sólo es motivarlos para ir a la escuela, sino conducirlos a los caminos de Dios.
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación el Padrenuestro, una Avemaría y Gloria.
Quinta Estación: Jesús es ayudado por el Cirineo
Te adoremos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo, y a mí pecador(a).
Jesús no puede más, la cruz le pesa más de la cuenta, su cuerpo llagado, la sangre le corre por todo su cuerpo débil. Afortunadamente aparece un tal Simón de Cirene, que venía del campo, y es obligado ayudar a Jesús, al principio se resistió, pero luego tocado por la gracia de Dios, se solidarizó con el ajusticiado a muerte. Todos estamos en el peligro de cerrarnos a nosotros mismos, y no ayudar al hermano que Dios nos pone en el campo de la vida. Nunca nos resistamos a cooperar sinceramente con el hermano que necesita de nuestro apoyo.
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación el Padrenuestro, una Avemaría y Gloria.
Sexta Estación: La verónica limpia el rostro de Jesús
Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo, y a mí pecador(a).
El rostro de Jesús está desfigurado, ha perdido visibilidad, sudor, polvo y sangre, se deslizan inclementes en toda su faz. Aparece la Verónica quien observa desde una esquina la horrenda humillación, se compadece y se abre paso entre la muchedumbre llevando un lienzo con el que limpió piadosamente el rostro de Jesús. Hoy como ayer puedo con la gracia de Dios, limpiar las heridas de personas concretas que caminan con nosotros en la comunidad parroquial. Su corazón sangra porque hemos faltado a la caridad y le hemos herido inmisericordemente. Pidiendo perdón logramos sanar heridas.
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación el Padrenuestro, una Avemaría y Gloria.
Séptima Estación: Jesús cae por segunda vez
Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo, y a mí pecador(a).
Jesús cae por segunda vez, y podemos preguntarnos: ¿Nos avergüenza caer en el pecado? Las repetidas caídas nos muestran lo frágil que es la condición humana. Jesús no se siente derrotado ni abandona el proyecto de su Padre de morir en la cruz. La Cuaresma es tiempo propicio para liberarnos de aquellos pecados que nos hacen perder la gracia. Dios, es un Dios de misericordia, que no se cansa de perdonar.
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación el Padrenuestro, una Avemaría y Gloria.
Octava Estación: Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén
Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo, y a mí pecador(a).
Después de la caída estrepitosa de Jesús por los suelos de Jerusalén, escucha sin cesar los gemidos de aquellas santas mujeres. Ellas lloran porque les duele el final que se aproxima, su muerte. Desafían las leyes que lo prohibían. Se arman de valor y coraje. Jesús les invita a llorar por ellas mismas y por sus hijos. Hoy Jesús te pregunta a ti: ¿Cuántas veces has hecho llorar a tu mamá, a tu papá, a tus abuelos? Tus padres lloran porque te has alejado de la iglesia, lloran porque les desobedeces, llora papá y mamá porque no les escuchas sus sabios consejos. Lloran tus progenitores porque estas en aquellos vicios que te tienen arrodillado ante el mal. El consuelo de una madre, es ver que su hijo ha retornado arrepentido de una vida desordenada.
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación el Padrenuestro, una Avemaría y Gloria.
Novena Estación: Jesús cae por tercera vez
Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo, y a mí pecador(a).
Que triste es cuando un matrimonio experimenta su tercera crisis conyugal, lo mismo que decir, su tercera caída, ésta ha dolido más que las anteriores. La falta de un diálogo sereno, franco, sincero y honesto, provoca que se quiebre el amor prometido en el altar. Si Jesús pudo levantarse por sí mismo, ustedes como pareja pueden levantarse de esa crisis que los mantiene distanciados emocionalmente, esa distancia emocional, no curada a tiempo, puede causar que el amor agonice. Dejen de lado el orgullo y la soberbia, y así podrán recuperar el amor.
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación el Padrenuestro, una Avemaría y Gloria.
Décima Estación: Jesús es despojado de sus vestiduras
Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo, y a mi pecador(a).
Ser despojado de sus propias vestiduras, es un acto de humillación a Jesús, quien no ofrece resistencia ante aquel ultraje. Está firmantemente decidido a hacer la voluntad de su Padre. Pensemos cuantos pobres en América Latina y África carecen de ropa, despojados del derecho a una vivienda propia, porque la corrupción hace que el Estado sea más pobre. Cuantos hijos de Dios sin Plan de Salud. La indiferencia y a la injusticia son modos de despojar del vestido de la justicia al hombre creado a imagen y semejanza de Dios.
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación el Padrenuestro, una Avemaría y Gloria.
Undécima Estación: Jesús es clavado en la cruz
Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo, y a mí pecador(a).
Sus verdugos no tuvieron compasión: Jesús fue fijado en la cruz con cuatro clavos de hierro que le taladraban sus manos y sus pies inmisericordemente. Fue tratado como un delincuente, sin serlo. Aquella postura corporal era extremadamente dolorosa. Es un triste espectáculo que mueve a compasión. ¿Y de qué modo nosotros repetimos aquella desconsolada escena desgarradora? Se repite la escena cada vez que caemos en el pecado, tristemente, es un modo de clavar nuevos clavos a Jesús. Que este tiempo de Cuaresma nos ayude a todos a superar los pecados que nos esclavizan.
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación el Padrenuestro, una Avemaría y Gloria.
Duodécima Estación: Jesús muere en la cruz
Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo, y a mí pecador(a).
Desde la crucifixión hasta la muerte trascurrieron tres horas que fueron de mortal agonía. Jesús muere por nuestros pecados, acepta aquel suplicio de la cruz para completar su obra salvífica. Allí en la cruz es salvado el buen ladrón porque se consideraba pecador. Jesús invita a Juan a ver a María como su madre, y a María a ver a Juan como un hijo. Una madre ejemplar es aquella que transmite valores humanos, espirituales y morales a sus hijos; un buen hijo es aquel, que con su conducta, evita defraudar a su madre.
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación el Padrenuestro, una Avemaría y Gloria.
Décima tercera Estación: Jesús es bajado de la cruz y puesto en los brazos de su madre
Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo, y a mí pecador(a).
Uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza. De su costado se derramó sangre y agua. El soldado se arrodilla a los pies de la cruz, ante lo inesperado. José de Arimatea y Nicodemo, se acercaron a la cruz, desclavaron cuidadosa y reverentemente los clavos de las manos y los pies y lo descolgaron. Al pie de la cruz estaba María, su madre, lo recibió en sus brazos y lo abraza. Hoy, como ayer, también los rostros de tantas mujeres que, como María, sufren cuando un hijo es desobediente, y no quiere estudiar, ni busca de Dios, cuando su hijo ya ha perdido el hábito de ir a misa. Ese comportamiento errático, es una especie de lanza que le atraviesa el corazón a una madre que desea que sus hijos e hijas no se aparten de los caminos de Dios.
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación el Padrenuestro, una Avemaría y Gloria.
Décima cuarta Estación: Jesús es sepultado
Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo, y a mí pecador(a).
José de Arimatea y Nicodemo tomaron luego el cuerpo de Jesús de los brazos de María y lo envolvieron en una sábana limpia, y fue sepultado, después cerraron la puerta del sepulcro y se retiraron. Que a través de las prácticas cuaresmales, el Señor nos ayude a salir de ésos sepulcros de la cerrazón, de la terquedad y de la indiferencia, para que nuestra vida glorifique el Nombre de Dios.
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación el Padrenuestro, una Avemaría y Gloria.
Décima quinta Estación: Jesús resucita de entre los muertos
Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo, y a mí pecador(a).
Como Jesús había prometido, que al tercer día iba a resucitar de entre los muertos. El destino no era quedarse en el sepulcro, no se trata de vivir una vida sepultada, una vida con cara de funeral perenne, sino de que hemos de estar dispuestos a pasar de la muerte a la vida, de la oscuridad a la luz, del pecado a la gracia. San Pablo nos dice que la resurrección de Cristo es nuestra resurrección.
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Se reza a continuación el Padrenuestro, una Avemaría y Gloria.
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