(El caso de Luís Nicolás)
Cáncer es una palabra que por su mortal connotación ninguna persona desearía verla asociada a su cuadro patológico, no importa el grado de agresividad de esa terrible enfermedad. “El cáncer escáncer”, diría un hombre del pueblo.
Es cierto que todos los cánceres no son iguales. Es cierto que dependiendo del órgano afectado un cáncer resulta más agresivo y mortal que otro. Es cierto que no es lo mismo combatir esté mal cuando inicia a cuando es muy avanzado su proceso de desarrollo. Es cierto que en nuestro país, por ejemplo, son muchas las personas públicas y no públicas (Roberto Santana, Milagros Germán, Hatuey de Camps…) que han logrado controlar o impedir el avance de la enfermedad que nos ocupa ydesarrollar así una verdad normal.
Todo eso es cierto, pero no menos cierto es que sea quien sea: sacerdote o pastor evangélico, ateo o creyente, médico o psicólogo, chofer o general de brigada, marxista o ultraderechista, en fin, el edificio espiritual se le derrumba a todo aquel que tiene que escuchar de su médico la inesperada ydesagradable noticia de “Tuestudio salió con un tumor maligno”.
Hace once meses, a Luís Nicolás, mi amigo de infancia,su médico le notificó eso: “Tú saliste con un problemita o célulasmalignas en la próstata que debemos combatir”.
Luís Nicolás no respondió. El impacto de la noticia amarró sus palabras. El médico continuó:
“- No debes darle mucha mente ya que el grado de malignidad (ADENOCARCINOMA DE PRÓSTATA, GLEASON 6(3+3) de tu caso es el más bajo y por ende elmás fácil de corregir”. De esto tú no vas a morir- terminó ).
Después de coordinar todo lo relativo al procedimiento quirúrgicoque se le indicó, Luís Nicolás abandonó el consultorio con el ánimo en el suelo, y días después se le vio en otro consultorio, el del siquiatra. Por primera vez, me cuenta mi amigo y casi hermano, se vio obligado o sintió la necesidad de recibir ayuda sicológica.
En enero del pasado se le practicó la cirugía a Luís utilizando un moderno procedimiento de rayos láser. Todo fue unéxito, salvo algunos tejidos residuales que tendrá que eliminar en una segundacirugía programada para este mismo mes.
Durante todo ese trayecto, sin embargo, Luís Nicolás, como se recomienda, se ha transformado en psicólogo de sí mismo, vale decir, se comporta como si nada le sucediera: charla, comparte normalmente y hasta baila si hay que bailar; pero cuando al margen del bullicio se reencuentra consigo mismo, las cinco letras de la CANCEL parecen apagar las luces de su aparente alegría, de una alegría que no siempre está presente interiormente, aunque externamente muestre lo contrario.
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