«El poder político es simplemente el poder organizado de una clase para oprimir a otra.» Marx, Karl
Día del Trabajo y la clase obrera dominicana
En el Día del Trabajo, es la triste y amarga realidad, la clase obrera dominicana y los trabajadores en sentido general, sufren los efectos de una profunda crisis social y económica, como consecuencia de un sistema político basado en la explotación que ejecuta una minoría contra la mayoría.
Estamos ante un cuadro infrahumano que se expresa en el desempleo, el hambre, la pobreza, la insalubridad, el acoso sexual contra las obreras, la violación a la libertad sindical, salarios “pírricos”, iniquidad e injusticias sociales en todos los aspectos.
Y lo más grave es, esto es lastimoso, que el movimiento sindical está dividido y debilitado, es decir, nuestros obreros no tienen instrumentos sólidos que garanticen la defensa de sus derechos e intereses.
El panorama es tétrico, porque se sobrevive por obra y gracia de la Naturaleza, y de Dios, para impregnarle el sello del cristianismo.
¿Cuál es la situación en este momento? La radiografía que desnuda la realidad socio-econnómica se define en la siguiente panorámica.
Solo 25 familias controlan el 48.5% de las riquezas y bienes que se producen en República Dominicana.
Empresarios y representantes del Gobierno Central promueven un anteproyecto de ley para modificar el Código Laboral en perjuicio de la clase obrera, hasta el punto que se elminarían los derechos de las embarazadas, por ejemplo.
Los salarios que reciben nuestros trabajadores son deprimentes, hasta el punto que esos ingresos no le permiten alimentar, educar y asegurar el bienestar de sus familias. Entre el 30 y 35 por ciento de los obreros y trabajadores marginados están sin trabajo.
El 80% de los empleos está en poder de extranjeros y solo el 20 por ciento por dominicanos, a pesar de que la ley establece que el 80% debe ser para los nacionales y el 20% para los foráneos, o sea, que se viola la ley sin que las autoridades actúen para evitarlo.
La seguridad social, de salud y familiar es un sueño, puesto que no se garantizan esos derechos, pese a que están consagrados en la Constitución y leyes adjetivas.
En fin, los obreros y trabajadores dominicanos están hundidos en el abismo; no tienen poder adquisitivo y carecen de lo necesario para vivir con dignidad y el marco de lo humano.
Por tanto, no hay razones para celebrar, sino para reflexionar y tomar consciencia de que urge aunar esfuerzos por la unión del movimiento sindical y lanzar una cruzada en defensa de de los trabajadores.
Hay que luchar, solo luchar, porque es la fórmula para derrotar a los vérdugos que explotan y sumergen a la clase obrera en un mar de injusticias sociales, económicas y humanas.
Deja un comentario