SANTIAGO.-En la medida en que los niveles de contaminación se incrementan, personas que habitan en las riberas de arroyos y cañadas en la parte urbana de la ciudad de Santiago, sus habitantes se mantienen a la espera que las autoridades dispongan su traslado a un lugar más saludable.
Personas residentes en el hoyo de Puchula, en la margen del río Gurabo, a su paso por el populoso sector de Gurabito y la cañada del Diablo en la zona Sur de aquí, comparten diariamente un panorama desolador, debido a la gran contaminación que expiden las aguas mal oliente lo que constituye una amenaza permanente para su salud.
Estos habitantes dicen que llevan años reclamando de las autoridades disponer sus traslados del lugar o el saneamiento de las putrefactas aguas, pero sólo han recibido promesas, como la que hizo el actual administrador municipal, doctor Gilberto Serulle.
“El mal olor tiene los niños enfermos, le rogamos a la autoridades que resuelvan algo con los desagües porque ya no aguantamos más” expresó Noel Gil, habitante del hoyo de Puchula.
Ramón Díaz afirmó “en ocasiones vienen a avisar cuando el río va a subir, hace más de un año el rio no sube hasta las viviendas, cuando el rio crece se inundan nuestras viviendas.”
Los moradores temen de seguir contrayendo enfermedades debido a los niveles de contaminación ambiental, acumulación de basuras, picaduras de mosquitos, o incluso morir ahogados con la subida del rio es la gran preocupación de los habitantes.
En igual situación viven los residentes en la ribera de la cañada del Diablo en las inmediaciones de la avenida Yapur Dumit, en Arroyo Hondo, donde la descargas de los sanitarios y el lanzamiento de desperdicios ha convertido el afluente en una amenaza para los residentes en el lugar.
“Nosotros no tenemos donde irnos, y aquí llevamos más de 16 años viviendo debajo de este puente. Lo que pasa es que ahora la lama está por todas las paredes del puente, y está en una condición que ahora sí nos ha dado miedo y tememos por nuestras vidas”, comentó Juan José Ramírez.
Un elemento a destacar es el hecho de que en estos lugares la mayoría de los pobladores, son nacionales haitianos, cuya cultura provoca la existencia de una mayor contaminación.
La ocupación en el territorio se relaciona de acuerdo a los consultados porque la renta es de doscientos pesos semanal, asegura Liliana Guzmán.
Ahora mismo no tenemos conciencia de lo que esto representa y vemos como esas aguas residuales van a los ríos, donde se alimentan los acueductos que dispersa el agua a la población, esto implica un grave peligro.
Los moradores en estos lugares esperan la mano amiga de las autoridades correspondientes, a fin de que respondan ante las necesidades que les aqueja.
Muchas de estas viviendas están construidas sobre las sucias cañadas adornadas de basura, aguas negras y contaminación. Por esto, son muchas las enfermedades que deben enfrentar.
La falta de educación, amor al prójimo y a la naturaleza, hace que muchos vecinos conviertan las cañadas en un vertedero en el que hasta algunos pequeños negocios vierten sus desechos allí.
Por: Anibelca Martínez
Deja un comentario