La Iglesia, el 24 de agosto, celebra la fiesta de San Bartolomé Apóstol. Detenernos en la figura de un discípulo de Jesús nos podría ayudar a crecer en la vida espiritual. Bartolomé, hombre de carne y huesos, como nosotros, pero con la excepcionalidad de haber superado pecados que les esclavizaban, y hacer brillar sus dotes humanos y espirituales. Ningún santo de la Iglesia, se propuso ser elevado a los altares, ni ser un referente para las generaciones posteriores.
La sabiduría de una Iglesia milenaria, ha visto saludable que una comunidad eclesial tenga como patrono, a un hijo de Dios, que supo encarnar las virtudes evangélicas. Reconocían desde sus fueros mas internos que eran pecadores, confesaban sus pecados y miserias humanas, pero jamás cayeron en la corrupción, de aquello que sus hermanos en la fe le confiaron. No decepcionaron ni a Dios ni a su pueblo.
¿Quién fue en realidad este Apóstol? Parece, según san Mateo, san Lucas y san Marcos, que Bartolomé es el segundo nombre que le fue añadido a su antiguo nombre que era Natanael, que significa regalo de Dios.
El evangelista san Juan, nos narra cómo se suscita el encuentro entre Jesús y Natanael o Bartolomé. Felipe le testimonia que han visto a Jesús, hijo de José, el de Nazaret. Responde Natanael: ¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret? Los nazaretanos tenían bajo nivel cultural, había en eso pueblo mucha pobreza. Riposta Felipe: “Ven y verás”.
Cuando se aproxima Natanael, las palabras Jesús son de elogios: “He ahí a un israelita de verdad, sin falsedad”. Natanael, sorprendido le dice: ¿Me conoces? Jesús le contestó: Antes que te llamara Felipe, te vi bajo la higuera. Respondió Natanael: “Maestro, tú eres el Hijo de Dios, el rey de Israel (Jn 1, 45-51).
Natanael o Bartolomé, cuando estaba debajo de la higuera, pensaba en su vida futura. Qué le pedía Dios en ese momento. Al saber lo que pensaba quedó impresionado y se convenció que Jesús es un auténtico profeta.
Ven y verás es la invitación que Jesús nos hace hoy a nosotros. Nos invita a seguirle. A poner en práctica sus enseñanzas. Jesús quiere que no manipuleos la verdad. Que en nuestro actuar no haya engaño ni falsedad. Ser cristianos, es ser leal, fiel al evangelio de la misericordia. San Bartolomé evangelizó en la India y luego en Armenia, y convirtió a mucha gente. Tenía el fuego del Espíritu. Encontró resistencia, como todo el que anuncia con gozo del evangelio. Los enemigos de la fe en Cristo, lo llevaron al martirio, quitándole la piel, y después le cortaron la cabeza, intentado con ello silenciar su voz, pero no pudieron, sus seguidores continuaron con valentía y sin miedo la obra de Jesús. Los cocineros y los fabricantes de libros lo tienen como su patrono. Oración: ¡Oh Dios omnipotente y eterno, que hiciste este día tan venerable, al dedicarlo a la festividad de tu Apóstol San Bartolomé, concede a tu Iglesia amar lo que él creyó, y predicar lo que él enseñó! Por Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
El autor es, Juez del Tribunal Eclesiástico.
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